Totalitarismo
El totalitarismo se refiere a un sistema político o estado autoritario que regula y controla casi todos los aspectos de los sectores público y privado. Los regímenes totalitarios establecen un control político, social y cultural completo sobre sus súbditos, y suelen estar dirigidos por un líder carismático. En general, el totalitarismo implica un único partido de masas, normalmente dirigido por un dictador; un intento de movilizar a toda la población en apoyo de la ideología oficial del Estado; y una intolerancia de las actividades que no se dirigen a los objetivos del Estado, que suele conllevar la represión y el control estatal de las empresas, los sindicatos, las iglesias y los partidos políticos. Un régimen totalitario es esencialmente una forma moderna de estado autoritario, que requiere una tecnología avanzada de control social.
Los regímenes o movimientos totalitarios tienden a ofrecer la perspectiva de un futuro glorioso, aunque imaginario, a una población frustrada, y a presentar las democracias occidentales y sus valores como decadentes, con gente demasiado blanda, demasiado amante del placer y demasiado egoísta para sacrificarse por una causa superior. Se mantienen en el poder político por diversos medios, como la policía secreta, la propaganda difundida a través de los medios de comunicación controlados por el Estado, los cultos a la personalidad, la regulación y restricción de la libertad de expresión, los estados de partido único, el uso de la vigilancia masiva y el uso generalizado de tácticas de intimidación y terror.
El totalitarismo no es necesariamente lo mismo que una dictadura o una autocracia, que están interesadas principalmente en su propia supervivencia y, como tales, pueden permitir diversos grados de autonomía en la sociedad civil, las instituciones religiosas, los tribunales y la prensa. Un régimen totalitario, en cambio, exige que ningún individuo o institución sea autónomo respecto a la ideología omnímoda del Estado. Sin embargo, en la práctica, el totalitarismo y la dictadura suelen ir de la mano.
El término «totalitarismo» fue empleado por primera vez por el «filósofo del fascismo» Giovanni Gentile (1875 – 1944) y Benito Mussolini (1883 – 1945) en la Italia fascista de mediados del siglo XX. Originalmente pretendía transmitir el sentido reconfortante de un «estado total que lo abarca todo», pero pronto atrajo connotaciones críticas y comparaciones poco halagüeñas con el liberalismo y la democracia.
El totalitarismo no se alinea necesariamente con la derecha o la izquierda. Aunque la mayoría de los regímenes totalitarios reconocidos han sido fascistas y ultranacionalistas, el comunismo degradado de la Unión Soviética de Stalin y la República Popular China de Mao Zedong eran igualmente totalitarios por naturaleza, y la frase «gemelos totalitarios» se ha utilizado para relacionar el comunismo y el fascismo en este sentido.
Historia del totalitarismo
Se puede afirmar que el totalitarismo existió hace milenios en la antigua China bajo el liderazgo político del primer ministro Li Si (280 – 208 a.C.), que ayudó a la dinastía Qin a unificar China. Bajo la filosofía del Legalismo gobernante, las actividades políticas estaban severamente restringidas, toda la literatura era destruida y los eruditos que no apoyaban el Legalismo eran condenados a muerte sumariamente.
Algo muy parecido al totalitarismo estuvo también en vigor en Esparta, un estado guerrero de la antigua Grecia, durante varios siglos antes del ascenso de Alejandro Magno en el 336 a.C. Su «sistema educativo» formaba parte de la sociedad militar totalitaria y la maquinaria estatal dictaba todos los aspectos de la vida, hasta la crianza de los niños.
La rígida sociedad de castas que Platón describió en su «República» tenía muchos rasgos totalitarios, a pesar del objetivo declarado por Platón (la búsqueda de la justicia), y estaba claro que los ciudadanos servían al Estado y no al revés. En su «Leviatán» de 1651, Thomas Hobbes imaginó una monarquía absoluta que ejerce el poder civil y religioso, en la que los ciudadanos están dispuestos a ceder la mayoría de sus derechos al Estado a cambio de seguridad y protección. El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo, aborda los temas totalitarios, argumentando que el Estado no es más que un instrumento en beneficio del gobernante, que no debe tener reparos en utilizar cualquier medio a su alcance para mantener a la ciudadanía reprimida.
La mayoría de los comentaristas consideran que los primeros regímenes totalitarios reales se formaron a mediados del siglo XX, en el caos que siguió a la Primera Guerra Mundial, momento en el que la sofisticación de las armas y las comunicaciones modernas permitió a los movimientos totalitarios consolidar el poder en:
- La Unión Soviética bajo José Stalin (1878 – 1953), de 1928 a 1953.
- La Italia de Benito Mussolini (1883 – 1945), de 1922 a 1943.
- La Alemania nazi de Adolf Hitler (1889 – 1945), de 1933 a 1945.
- España bajo Francisco Franco (1892 – 1975), de 1936 a 1975.
- Portugal bajo António de Oliveira Salazar (1889 – 1970), de 1932 a 1974.
- Otros ejemplos más recientes, en mayor o menor medida, son: la República Popular China con Mao Zedong, Corea del Norte con Kim Il Sung, Cuba con Fidel Castro, Camboya con Pol Pot,
- Rumanía con Nicolae Ceausescu, Siria con Hafez al-Assad, Irán con el ayatolá Jomeini e Irak con Saddam Hussein.
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