Cinismo (como escuela de pensamiento filosófico)

Cinismo como escuela de pensamiento filosofico

El cinismo es una escuela filosófica del periodo socrático de la antigua Grecia, que sostiene que el propósito de la vida es vivir una vida de Virtud de acuerdo con la Naturaleza (que exige sólo las necesidades mínimas requeridas para la existencia). Esto significa rechazar todos los deseos convencionales de salud, riqueza, poder y fama, y vivir una vida libre de toda posesión y propiedad.

Los cínicos vivían bajo la mirada del público y se mostraban indiferentes ante cualquier insulto que pudiera derivarse de su comportamiento poco convencional. Consideraban que parte de su trabajo consistía en actuar como guardianes de la humanidad, y en evangelizar y acosar a la gente sobre el error de sus costumbres, criticando especialmente cualquier muestra de avaricia, que consideraban una de las principales causas de sufrimiento. Muchas de sus ideas (véase la sección sobre la doctrina del cinismo para más detalles) fueron absorbidas posteriormente por el estoicismo.

Se suele considerar que el fundador del cinismo como movimiento filosófico fue Antístenes (c. 445 – 365 a.C.), que había sido uno de los alumnos más importantes de Sócrates a principios del siglo V a.C. Predicaba una vida de pobreza, pero sus enseñanzas también abarcaban el lenguaje, el diálogo y la literatura, además de la ética pura en la que se centraron los cínicos posteriores.

A Antístenes le siguió Diógenes de Sinope, que vivía en una bañera en las calles de Atenas y comía carne cruda, llevando el cinismo a sus extremos lógicos. Diógenes domina la historia del cinismo como ninguna otra figura, y llegó a ser considerado el arquetipo de filósofo cínico. Dedicó su vida a la autosuficiencia («autarkeia»), la austeridad («askesis») y la desvergüenza («anaideia»), y fue famoso por su mordaz sátira e ingenio.

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Crates de Tebas (c. 365 – 285 a.C.), que regaló una gran fortuna para poder vivir una vida de pobreza en Atenas, fue otro cínico influyente y respetado de la época. Otros cínicos griegos notables son Onesícrito (c. 360 – 290 a.C.), Hiparquia (c. 325 a.C.), Metrocles (c. 325 a.C.), Bión de Borístenes (c. 325 – 255 a.C.), Menipo (c. 275 a.C.), Cercidas (c. 250 a.C.) y Teles (c. 235 a.C.).

Con el auge del estoicismo en el siglo III a.C., el cinismo como actividad filosófica seria sufrió un declive, y no fue hasta la época romana cuando se produjo un resurgimiento cínico. El cinismo se extendió con el auge de la Roma imperial en el siglo I d.C., y los cínicos podían encontrarse mendigando y predicando por todas las ciudades del Imperio Romano, donde eran tratados con una mezcla de desprecio y respeto. El cinismo parece haber prosperado hasta el siglo IV d.C., a diferencia del estoicismo, que ya había decaído. Entre los cínicos romanos más destacados están Demetrio (c. 10 – 80 d.C.), Demonax (c. 70 – 170 d.C.), Oenomaus (c. 120 d.C.), Peregrinus Proteus (c. 95 – 167 d.C.) y Sallustius (c. 430 – 500 d.C.).

El cinismo desapareció finalmente a finales del siglo V d.C., aunque muchas de sus ideas ascéticas y métodos retóricos fueron adoptados por los primeros cristianos.

Pedro Leonardo Caldera Vaca

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